"CON AMOR Y FURIA"
"Con Amor y Furia", esa felicidad de Sara (Juliette Binoche) y Jean (Vincent Lindon) ocupa los primeros quince minutos: mar, sol, intimidad de la pareja, besos, silencios. El nudo argumental, placentero desde un inicio, irrumpe de manera inesperada con la novedad de que Jean comienza un nuevo trabajo con Francoise (Grégori Colin).
Y acá surge el desafío para una directora experimentada: cómo sostener durante hora y media (con los correspondientes intervalos “políticamente correctos”) una relación que parece hacerse trizas sin caer en lugares comunes o escenas estéticamente estereotipadas.
Desde la planificación del guión las novedades son las esperables: los encuentros de Sara y Francois, sujetos al punto de vista narrativo elegido por la directora, la soledad que vive Jean junto a sus dudas por el comportamiento de sus mujer, la hipótetica relación laboral entre Jean y Francois… y así. En este punto, el film es una historia convencional, bien narrada y con dos estupendos actores.
"Con Amor y Furia", se convierte en una película distintiva y sutil. Allí la realizadora recurre al plano secuencia o, en contraste, a abruptos cortes entre toma y toma, como si estuviera espiando el conflicto desde el ojo de una cerradura.
